Despues de una llamada (Libre)

El bosque. De todas las partes de esa ciudad y sus cercanías, ese era su favorito, sobre todo cuando se sentía mal; sorpresa, ahora estaba pésimo en lo que se refería a su estado de ánimo. No era por que tuviera demasiadas tareas como para sufrir un colapso mental, ni tampoco era porque después de que había estado un tiempo como solista del bajo mundo –aka cantante en bares donde solo ganaba lo suficiente como para sobrevivir y listo-, el que se hacía llamar su agente le había dicho que tenía que estar en un evento con un chico del que no habían dicho ni su nombre.

No, nada de eso lograba dejar a Jal con estrés tan fuerte como para terminar mirando al horizonte. Nada era tan poderoso como cierto lobo mitad perro que se había quedado en Mongolia y ahora sabia cosas de él que no hubiera querido saber. Hizo una ligera mueca. Su primo le había hablado para preguntarle como estaba, para decirle las nuevas y también para contarle la buena noticia de que ya tenía pareja, uno de los integrantes de la manada ahora era su novio dando por hecho que los hombres eran lo que le gustaba al menor.

Tomo una piedra y la arrojo entre los matorrales. Sinceramente pensó que ya lo había superado, igual, no le afectaba tanto como llego a hacerlo antes, pero aun estaba ahí el fantasma, y ese parecía ser difícil de sacar.


Aun debía de ir a saber quién era su compañero nuevo –esperaba que fuera un conocido- y tenía que hacer sus trabajos de arquitectura. Pero mientras…quería descansar, hacer como que no había escuchado eso y esperar a que su primo se diera cuenta de que no quería ya nada mas con él y dejara de llamarle.

Había logrado escapar del insistente asistente que tenia y le pedía que hiciera una sesión de fotos para la promoción de su ultima película, una comedia romántica, le había tomado mucho tiempo comenzar a probar las mieles de la fama de Hollywood pero ahora que era famoso, se había vuelto casi una maldición, le costaba trabajo estudiar para terminar su carrera, no podía salir con amigos o conquistas, ni siquiera podía salir a la calle sin que alguien le reconociera...¡Carajo! Tenia que quedarse encerrado en el departamento si quería tener algo de paz y tranquilidad. Por eso apenas tuvo oportunidad se escabullo lejos de la ciudad, tomando su forma espiritual, surcando el cielo extenso, sentía el aire acariciar su plumaje, la sensación de plenitud y libertad que solo volar podía proporcionar.
Estuvo un par de horas recorriendo el bosque y los alrededores por suerte en ese lugar estaba prohibida la caza, sino cualquiera podría apuntarle con un arma, disparando para llevar un perfecto trofeo; después de todo era un águila casi extinta, bajo hasta uno de los arboles cercanos, aleteando ligeramente y sacudiendo su cabeza para volver a tomar su forma humana, colocándose la gorra de béisbol que le cubría el cabello, el resto de su fina ropa deportiva (Unos pants grises, tenis y una sudadera un poco holgada) así como unos anteojos.

Justo cuando empezaba a bajar del árbol, uno de sus pies resbalo mientras intentaba apoyarse en una rama, la mano que le sostenía quebró una larga vara de madera y cayo del árbol, llevándose algunos rasguños y golpes con las ramas- Joder...-mascullo en voz alta con enfado pero por suerte para el actor, no estaba tan lejos del suelo ademas cayo en algo blandito aunque en el proceso de su 'descenso con estilo', perdió su gorra y sus lentes- Estúpido árbol, debería ser mitad ardilla...u oso -se quejo por lo bajo, sobándose la espalda con una de sus manos, aun con los ojos cerrados.

Estaba tranquilo con las manos tras la nunca sintiendo como la brisa jugaba con sus cabellos en un vaivén suave y relajante. De no ser porque escucho un ruido cerca. Agudizo sus sentidos comenzando a escuchar que era lo que había alrededor. ¿Algún animal? ¿Un madararui? No sonaba como una persona normal y ese olor no le era conocido. De hecho no olía como si en las cercanías estuviera un madararui que conociera de antes, considerando que conocía casi a toda la clase de mamíferos y reptiles.

Fue cuando escucho como trono algo sobre el. Siendo sinceros, en cualquier momento se pudo haber quitado antes de recibir aquello encima, pero después de mirar rápidamente que era una persona se quedo ahí, dejando que el peso de aquel cayera sobre su cuerpo cuidando que no pasara nada.

“Hn” Se quejo un poco ante lo que había dolido escuchando la conversación unitaria del sujeto. “Si me permites opinar, prefiero ardilla, si fueras un oso me habrías matado.” Comento desde abajo, sintiendo como el chico ocupaba grácilmente el campo que estaba sobre sus piernas.

Abrió los ojos al escuchar la voz de otro chico, giro suavemente la cabeza para toparse con un moreno que tenia un olor muy particular, era un madararui, seguramente el otro no le había reconocido ya que era uno de los pocos tengu que quedaban en el mundo y casi ningún madararui reconocía su aroma. Dejo escapar una carcajada al escuchar su comentario.
-...Lo siento para tu buena suerte no soy un oso -aseguro con un tono divertido, con lentitud se puso de pie, sacudiéndose el polvo de las ropas e intentando acomodar su cabello en el cual traía atorada una de sus plumas sin darse cuenta- Rayos, perdí mi gorra y mis lentes -se quejo, paseando la mirada por los alrededores, no le gustaba que alguien pudiera reconocerlo ahora que su cara y facciones empezaban a ser conocidas.

Se acerco a una pequeña mata de arbustos ya había localizado sus lentes, los tomo con cuidado, cubriendo sus ojos para seguir con la búsqueda de su gorra- Gracias por amortiguar mi caída -volteo a ver al moreno, sonriendole de manera amable- No acostumbro trepar arboles -no, lo suyo era volar, las escaladas se los dejaba a otros animales. Encontró su gorra con facilidad, no por nada tenia una vista excelente, estaba atorada en una de las ramas de un árbol cercano "Genial para alcanzarla tendría que volar" pensó con algo de fastidio, lo mejor era dejarla ahí y regresar a su hogar con su cabello descubierto.

El aroma de ese joven era muy raro, nunca se había topado con nadie así, por ello sería que el aroma era un tanto intrigante. “Créeme, en esta situación lo que menos quiero es una disculpa.” Se refirió a lo de ser un oso con un comentario ligero. Se levanto del suelo sin prestarle mucha atención a la cara del chico, gracias a que primero comento que se la habían perdido unas cosas. Los lentes ya estaban, la gorra también había sido encontrada, solo que esta se encontraba atorada. “Mmm.” Miro un poco al chico inclinando la cabeza para verlo algo y después el objeto.

“Luego me platicas sobre tu no acostumbrada acción, por ahora es mejor solucionar aquello.” Sonrió largamente al chico, para voltear a la gorra. No estaba muy alta, por lo que podría alcanzarla fácilmente, sabia a la perfección que para trepar arboles no tenía la agilidad de un felino, pero aun siendo can podría hacerlo. Se acerco al árbol y comenzó a subir usando la fuerza de sus brazos para llegar hasta arriba de rama en rama. Solo un poco más, la rama estaba un poco más a la orilla y con eso ya llegaba.

Se inclino un poco a la derecha usando una de las ramas como apoyo y logro dar con el accesorio. Con solo eso en las manos se dejo caer al suelo, sintiendo un calambre leve en la base del tobillo. “Aquí la tienes.” Le dijo con gentileza aun intentando descifrar ese olor particular que tenía el chico. “Espera…tú no eres…” No lo había reconocido antes, no le puso mucha atención pero ahora que lo miraba ya de frente y bien, le recordaba a alguien.

Una suave carcajada escapo de sus labios, pasándose una mano por su cabello, despeinandolo ligeramente mientras seguía con sus ojos fijo en la gorra colgada en la rama del frondoso árbol aunque no se espero las palabras del moreno ademas de sus siguientes acciones, con bastante destreza y equilibrio trepo por el tronco hasta llegar a la rama donde colgaba su prenda; cerro los ojos, aspirando profundamente el aire para captar mucho mejor el aroma del otro chico, sonriendo ligeramente "...Canino, ¿Lobo? Tal vez" pensó con curiosidad, ese tipo de olor era muy particular así que difícilmente se confundía, envidiaba a los perros podían reproducirse con mayor facilidad, en cambio su especie estaba al borde de la extinción. Era muy injusto. No quería que su especie desapareciera, a pesar de no estar tan interesado en el amor, no perdía ocasión para salir con otros madararui y buscar a la pareja adecuada para tener hijos que siguieran con su legado.

Abrió sus ojos solo para observar con curiosidad como el otro madararui bajaba del árbol con un solo salto, extendió su mano y con cuidado tomo la gorra de béisbol- Gracias, la verdad no tenias que molestarte, yo pude haberla bajado -se encoge de hombros, restandole importancia al asunto para luego acomodar la prenda sobre su cabeza, cubriéndose el cabello. Se paralizo al escuchar como el lobo hacia un esfuerzo por reconocerlo, prefería que se diera cuenta de que era un Tengu, a que lo reconociera como un actor pero...¿Que importaba? Daba igual, se quito los anteojos con un movimiento elegante, levantando el rostro para mirar fijamente a su interlocutor, sonriendo- ¿Disculpa? -levanto una ceja con curiosidad, estirando sus brazos.