Nuevo Semestre [libre]

El siguiente semestre de universidad había comenzado para el pequeño oso, estaba realmente emocionado se levanto temprano, alisto, tomo su mochila-bolsa y salió del dormitorio que la universidad amablemente le había proporcionado gracias a sus buenas calificaciones y a la ayuda que le proporcionaba a la escuela. Fue a la sala de maestros ya que este semestre ayudaría a el maestro de sociales en sus investigaciones, cuando llego a su cubículo noto que no se encontraba en este rascándose la cabeza se dirigió a la secretaria con una sonrisa y en tono amable se dirigió a la encargada “Buenos días, disculpe aun no ha llegado el profesor de sociales?”.

La encargada levanto la mirada y con una sonrisa en el rostro le dijo “eres Mika Alexander verdad?, el estudiante que ayudara al profesor este semestre”, el osito sonrió y asintió con la cabeza la encargada comenzó a acomodar unos papeles de su escritorio y le dijo mientras lo hacia “el maestro me dijo que te informara en cuanto llegaras que se encontraría caminando por los campos de la universidad, no me dio un lugar en especifico pero que no creo que tengas problemas en encontrarlo”. El pequeño oso salió de la sala de maestros y se rasco un momento la cabeza pensando “los campos de la universidad son muy grandes, tardare un tiempo en encontrarlo” con cara de determinación se enderezo y dijo “será mejor que me de prisa en encontrarlo” y comenzó trotar hacia la salida del edificio llegando al primer campo.

El primer campo era grande con arboles y bancas había varios caminos que llevaban a los diferentes edificios pero también enormes áreas verdes donde uno podía correr, jugar y acostarse a dormir debajo de uno de los arboles que había. Este ajusto sus lentes y tomo su bolsa con ambas manos con cara determinada comenzó a caminar por el campus girando la cabeza hacia todos lados buscando al profesor.

No podía ser posible, simplemente NO podía ser posible. Estaba jodidamente arto de ver a las personas así, ya no estaba solamente creyendo que estaba loco, ahora sabia que lo estaba. El mundo estaba loco, ¡Loco! Decía él.

Con el yeso en el brazo se interno en el patio de la universidad. Venia caminando por toda ella con la esperanza de que nadie le encontrara por ahí. Al demonio, si tenía que ver un maldito animal vería ardillas. Así fueran chillonas, molestas y ladronas de comida, era mejor mirar un animal de verdad que ver personas con la mitad de una botarga encima.

A veces, después de ese maldito y fatídico accidente, sentía como si estuviera en otra dimensión. No, ahora que lo pensaba bien, no es que lo pensara, es que lo estaba. Era como la dimensión desconocida, solo faltaba la estúpida canción que martillaba la cabeza y esa muñeca desesperante que se aparecía solamente a joder la paciencia.

En lo que estaba caminando enojado prácticamente aplastando todo el pasto a su paso, apenas se dio cuenta de que una persona estaba pasando a un lado de él. Justo cuando se dio cuenta fue que aun podía alcanzar a esquivarlo, ¿Pero lo hizo? Claro que no, le valió un muy grande rábano y estrello su hombro con ese delgaducho mocoso. “¡Cuidado estúpido si no quieres que te joda!” Le grito con fuerza para seguir su camino en la búsqueda de un lugar donde estuviera en paz.

El pequeño oso seguía caminando de una manera algo desprevenida en su mente su objetivo era encontrar al profesor de sociales por lo que no prestaba mucha atención a lo que pasaba a su alrededor no fue hasta que sintió que golpeo con alguien este rápidamente reacciono de su estado robótico en el cual a veces solía entrar y volteo a ver de inmediato con quien había golpeado, era un joven alto peli rojo estaba a punto de disculparse cuando este comenzó a gritarle lo cual hiso que se enderesara de golpe, no estaba acostumbrado a que la gente le gritara o hablara de esa forma por lo cual no sabia como reaccionar así que quedo helado por un momento.

Este se inclino levemente “discúlpame no fue mi intención” al levantar la mirada pudo notar que este tenia el brazo enyesado preocupado por poder haberlo lastimado este le dijo “n...no te lastime” con cara de preocupación mientras un extraño aroma llegaba a su sistema nervioso, haciendo que sus hormonas se alborotaran de golpe y no sabia por que, se sonrojo de inmediato y tomo el mango se su bolsa apretándola quedando helado un momento.

Que fastidio, era un reverendo fastidio. Ahora cuando por fin estaba buscando algo de paz aparecía el mocoso este a molestarle. Igual le hubiera mandado al demonio, pero al muy tonto se le llego a ocurrir el hablarle y seguirlo.

“Vete al demonio mocoso.” Le corto las palabras de golpe sin intensiones de hablar más con él. Si, era un amargado, un maldito, un desgraciado, lo que quisiera meter en la lista de cosas que llegaba a ser, pero ahora tenía mucha razón para serlo. Aun pensaba que tenía que ir a un loquero, comenzar a hacer todo lo posible por resolver su carrera como jugador de Americano. ¡Arg! Eran demasiadas las cosas que tenía que hacer y en tan corto tiempo.

Con el brazo como lo tenía no podía irse a las pruebas del equipo que le había dado la oportunidad, no podía hacer nada, solamente esperar a que le sanara el brazo a como fuera y después ponerse a ver cómo era que le daban lugar de nuevo para hacer las dichosas. Todo era demasiado complicado, maldita sea. Por su cuerpo pasaban unas ganas enormes de golpear algo con fuerza hasta destruirlo. Sí, ¿Por qué no? Podía ir a un bar y repartir golpes por todos lados hasta machacar a unas cabezas de mono, como le puso a los que se le aparecían como asquerosos animales.

Escucho las palabras del pelirrojo lo cual lo desconcertó mucho, no le agradaba que este le hablara de esa manera después de todo este ni siquiera lo conocía, frunció levemente el ceño cuando volvió a notar su brazo enyesado pensando “ a lo mejor tubo un al día y yo solo lo estoy empeorando” este quedo un momento mirándolo observando su comportamiento después de todo su maestro de sociales le había dicho con anterioridad que muchas de las emociones de las personas se reflejaban en el puro movimiento corporal.

Rápidamente se percato del estrés que el pelirrojo tenia, el como caminaba ligeramente encorvado con el ceño fruncido, podría notarse rápidamente que el pelirrojo necesitaba relajarse, y el campus era muy ruidoso para que el pelirrojo pudiera lograrlo. Si decir nada tomo rápidamente al pelirrojo por la muñeca sujetándolo fuerte, tal vez este podría ayudarlo de alguna forma, el pequeño oso conocía un lugar donde nadie le estorbaría y este podría descansar, camino arrastrando al pelirrojo saliendo fuera del campo donde los estudiantes se encontraban, llegaron a una parte donde muy pocas personas conocían era una pequeña sección que estaban remodelando en la escuela por lo tanto nadie se encontraba, se podía respirar un enorme aire de tranquilidad en esta por lo que estaba seguro que eso le ayudaría a calmarse.

Al llegar el pequeño oso soltó la pelirrojo volteándolo a ver con una sonrisa “no te preocupes, nadie te molestara aquí”, volvió a percibir ese extraño aroma aun sin poder identificar de que se trataba, solo hacia paralizar y sonrojar al osito, recordó rápidamente que debía encontrar al profesor se sociales con cara de desesperación miro su reloj ya se le había hecho tarde este de manera rápida se despidió del pelirrojo retomando rápidamente su camino.